lunes, marzo 20, 2006



Defender el Agua=Defender la Vida

Este próximo miércoles 22 de marzo es el DIA MUNDIAL DEL AGUA, y no puedo dejar pasar la oportunidad de tomar un pequeño espacio para invitarlos a tomar un ratico… un momentito… para pensar, para entender…
Las dos terceras partes de nuestro planeta están cubiertas por agua. Pero la cantidad de recursos hídricos en nuestro planeta es finita… apenas un 3 por ciento es agua dulce. Y de esa pequeña porción, la mayor parte está congelada en los polos, en los glaciares y en las montañas nevadas.

  • La cantidad de agua disponible en el mundo es la misma que existía hace 2 mil años, en tiempos de Jesús. Pero la población se ha multiplicado por 30.
  • Un tercio de la población mundial vive en países que sufren la falta de agua. Para 2025, se espera que esta cifra aumente a dos tercios. Esto quiere decir que si el planeta tuviese, digamos… 100 personas, para el 2025 casi unas 70 personas estarían afectadas directamente por la carencia de agua.
  • Hay muy poca agua disponible para los 6 mil millones de seres humanos que actualmente vivimos en la Tierra… Y la poca que hay, se reduce, día a día, por la contaminación y las sustancias químicas arrojadas a ríos y lagos.
  • Un futuro seco nos espera. Un futuro sediento. El agua será el bien más preciado a lo largo de este siglo 21. Las guerras no se declararán por el gas o el petróleo, sino por el control de las reservas de agua.
  • 50 litros es la cuota mínima que necesita todo ser humano para poder vivir dignamente.
    50 litros de agua cada día para cada persona.
  • Pero mientras en África el consumo de agua está muy por debajo de esos 50 litros necesarios, en algunos países de América se derrochan 500 litros por persona diariamente.

Es evidente que en la actualidad, los pobres son los que más sufren. La escasez de agua significa que en algunos casos habrá que caminar distancias mayores para conseguirla, pagar precios más altos para comprarla, generará además incertidumbre en cuanto a la disponibilidad de alimentos y el surgimiento de enfermedades relacionadas por el consumo de aguas contaminadas.

Pero más allá de esta triste realidad, la crisis del agua no es un problema exclusivo de los Países del África y el Oeste Asiático.

Día a día la falta de agua potable castiga duramente a todas las personas que viven y trabajan en las extensas áreas agrícolas y zonas rurales de numerosos países en norte, centro y sur América… y poco a poco las consecuencias se han hecho sentir en las metrópolis más grandes del mundo donde el número de habitantes está creciendo rápidamente y la utilización del agua continúa aumentando a medida que se incrementa tanto la demanda doméstica como industrial.

Sin ir muy lejos, en Mérida nuestra ciudad y particularmente en localidades como Lagunillas, Tabay, La Mucuy se soportan penurias por la escasez de agua a diario. Frecuentemente las zonas extraurbanas sufren las consecuencias por la falta de agua potable.

El color ocre y el olor a barro se han hecho comunes en los fregaderos y filtros de las viviendas en que residen numerosas familias. Obviando el hecho de cómo se vea el agua que -como es sabido- se usa en distintos quehaceres cotidianos, a los consumidores del vital líquido lo que les preocupa es que en más de una ocasión los dolores de estómago se hacen insoportables porque al parecer ni el uso de filtro, ni el cloro, ni el tradicional recurso de hervirla, impiden las consecuencias de ingerir agua no potable.

El agua contaminada o estancada puede causar cólera, tifoidea, malaria y diarrea y según la Organización de Naciones Unidas por lo menos tres millones de personas mueren cada año de tales enfermedades.

Bajo este panorama sino hacemos conciencia como individuos para frenar el ritmo desmedido en el uso del agua en los espacios urbanos, la falta de este precioso líquido vital dejará de ser un problema exclusivo de países lejanos al nuestro, de las zonas rurales y de las áreas extraurbanas, y afectará sin tregua a las ciudades más activas del planeta.

En cualquier caso, no somos solamente nosotros los que necesitamos agua, sino las demás especies con las que compartimos el planeta así como el ecosistema del cual ellas y nosotros dependemos.

¿En realidad queremos este futuro sediento?

Es importante repensar cuánta agua realmente necesitamos si queremos aprender a compartir los recursos de nuestro planeta...

Agua, vida y tierra

Yo fui estallido fuerte de la selva y el río,
y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas.
De un lado me estiraban las manos de las aguas,
y del otro, prendíanme sus raíces las sierras.

Cuando mi río subía su caricia silvestre
en aventuras locas con el rocío y la niebla,
con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño,
lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras.

Pero si alguna sombra le bajaba a los ojos,
me repetía en sus aguas hasta dar en la arena,
y era mi grito nuevo como un tajo en el monte
que anegaba las calles y golpeaba las puertas.


Mis dedos arañaron la fuerza de los riscos,
y juraron ser índices de mis futuras vueltas;

por eso entre los cuerpos doblados de los hombres,
como puntales puros de orientación se elevan.

Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río,
y crecí amando el río e imitando la sierra...

Una mañana el aire me sorprendió en el llano:
ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas!
Pálidas ceremonias saludaron mi vida,
y una fila de voces reclamaron la prenda...

Julia de Burgos


jueves, marzo 02, 2006

La Violencia es una respuesta al miedo

La Violencia es el recurso de la falta de argumentos

La Violencia es el camino más seguro a la destrucción

Durante las pasadas fiestas de carnaval en las Ferias del Sol, Mérida fue escenario de una lucha de conciencias encontradas: muros, pancartas, bailes, calles, voces y gente que clamaban por el cese de la violencia… y por otra parte el triste espectáculo de una ciudad de montañas verdes que pareciera no tener respeto por la vida.

No tiene sentido trabajar por el progreso, el crecimiento y la evolución en un mundo donde la violencia sigue incubada como un virus mortal, doloroso y cotidiano en las tradiciones y costumbres sociales.

La violencia sigue actuando entre nosotros como si fuera el único medio, por medio del cual unos pocos hacen oír su voz e imponer su voluntad, mientras que la mayoría, perjudicada, ha de seguir sufriendo las duras consecuencias.

Las semillas de la violencia muchas veces amenazan ocultas bajo tierra, se clavan en nuestros hogares y familias causando daños físicos y psicológicos, se riegan por las calles, en las imágenes que muestran las pantallas grandes y chicas, en esa mano que no quiso extenderse cuando alguien lo necesitaba... por temor, por terrorismo, por paranoia, por miedo y más miedo.
Otras veces la violencia se convierte en espeluznantes raíces que azotan naciones enteras como lo han sido tres milenios de guerras, saqueos y devastaciones materiales y espirituales.
¿Será cierto que la violencia "vende"?

Lo cierto es que, mientras la Humanidad supuestamente avanza en el uso pleno de sus facultades mentales, emplea con escalofriante frecuencia los resultados de su inteligencia en el exterminio de sus semejantes.

Si no tomamos conciencia cada uno de nosotros de la violencia que generamos en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle o donde sea que convivamos, no podemos contribuir a una transformación verdadera y positiva del mundo civilizado.

- Educar en la igualdad y el respeto es prevenir la violencia.

- La convivencia está basada en el respeto, la igualdad, el diálogo, el Amor y la valoración personal y No en la humillación, el miedo y la ofensa.

- Si callamos contribuimos a que siga pasando.

Se extinguen las especies, se extinguen los recursos naturales...
El mundo dijo NO y también comenzó a extinguirse el tabaquismo.
Digamos NO A LA VIOLENCIA... detengamos nuestra propia extinción.