viernes, junio 09, 2006

Sosiego

De rodillas a la orilla de lago
a la orilla del tiempo
al borde del dolor
y la silueta de la
lógica rota,
te encontré.

Y miré tu rostro,
(el reflejo de agua de tu rostro)
llenito de multitudes descalzas,
de sueños huérfanos

Venías con lágrimas convictas
mojado hasta los huesos
de esa lluvia terrible
con las cenizas aún húmedas
de una muerte insomne
apenas inmovil

Y allí te tomé las manos,
(el reflejo de agua de tus tibias manos)
de rodillas a la orilla del mundo
y al refugio de un hilo de silencio
en búsqueda de caminos florecidos
con brazos de azul sereno
que rescaten los pedazos de tu verde extraviado
-ése indispensable-